COLECCIONABLES BARATOS. ¿Merecían la pena?

 

Diferentes coleccionables. Etapas grandiosas a un precio sin competencia.

 

Corría el final de la década de los 90 y principios de los 2000, y éramos increíblemente felices. La primera PlayStation echaba humo bajo nuestro televisor con Crash Bandicoot, Tomb Raider o Medievil, el VHS no paraba de rebobinar cintas una y otra vez, los chavales de mi generación descubrimos esa obra magna llamada Star Wars con La Amenaza Fantasma, y los dibujos animados eran de una calidad y una imaginación que jamás se han vuelto a ver. Goku, Pikachu, Spiderman, y los X-Men se convirtieron en inseparables compañeros de viaje; pero si de algo podría destacar el comienzo del nuevo siglo fue por algo que hoy es el pan nuestro de cada día, pero que para los chavales de entonces era algo impensable: El cine de super héroes.

No es que no hubiese habido películas de ese género antes -Crom bendiga por siempre el Batman de Tim Burton-, pero no eran películas habituales, y en la mayoría de los casos bastante olvidables y mediocres. Fue el uso -y el abuso- de los efectos especiales por ordenador lo que de repente hizo posible lo imposible: Películas como Blade (1998), X-Men (2000), Spiderman (2002), o Hulk (2003) pusieron de repente en la pantalla grande y a imagen real a nuestros personajes favoritos, con una puesta en escena y efectos que hoy podrían parecer anticuados, pero que para entonces eran la leche.

Como suele ser habitual, este inesperado éxito de historias y personajes de cómic entre un público que no necesariamente tenía que ser lector de cómic -o devoradores de series de animación-, trajo consigo la iniciativa de traer a los quioscos extensos recopilatorios de algunas de las más conocidas etapas de estos personajes, los cuales en su mayoría ya llevaban un recorrido editorial de 3 o 4 décadas. Nada menos...


DEL CINE/TELEVISIÓN A LA HISTORIETA. ATRAYENDO AL LECTOR CASUAL

He aquí donde los editores se encontraron de repente con una realidad difícil de gestionar. La crítica y la recaudación de esas películas sobre personajes de cómic demostraba que había interés por ellos, pero era tremendamente difícil que este nuevo nicho de aficionados pudiese acceder al cómic de donde partían esas historias, al tener éstos tantísima trayectoria editorial. La solución para este problema llegó con los coleccionables recopilatorios.

 

El Hulk de John Byrne. Gran etapa para iniciarse en el personaje.

Por lo general, estos recopilatorios constaban de unos 30 a 50 volúmenes de tapa blanda de entre 70 a 80 páginas, del mismo tamaño que una grapa -unos 26 x 17 cm-, e impresos por cuatricromía en un papel de baja calidad, poroso y no satinado. Su cadencia solía ser semanal, con un precio estandarizado de 3 euros, exceptuando los dos o tres primeros volúmenes, que solían ser historias muy reconocidas del personaje para enganchar a los compradores a la colección, y que costaban 1 o 2 euros.

Para poder valorar de forma justa estos coleccionables recopilatorios debemos situarnos en su contexto. Antes de la era de internet, cuando una película te gustaba y querías volver a recrearte con ese personaje o esa historia, sólo podías hacerlo a través de sus cómics. No había otra forma, ya que la película tardaría unos años en ser lanzada en VHS o DVD.

Por lo tanto, el punto fuerte de estas colecciones era el hecho de recopilarte de forma cronológica grandes etapas del personaje, ofreciéndote además artículos interesantísimos que te ayudaban a tener un conocimiento más amplio de lo que estabas leyendo, además de algunas guías de lectura y fichas de personajes.

En esa época, la poca calidad de edición e impresión no era para nada un problema. Este hecho hacía que el coste de producción no fuese demasiado elevado, y por ello, los volúmenes podían adquirirse a un precio -relativamente- barato.

Pero lo más importante que tuvieron estos coleccionables, y hablo desde mi propia experiencia, fue la manera que tuvieron de crear nuevos aficionados al cómic sobre todo entre los chavales jóvenes.


VERDADERAS OBRAS MAESTRAS A PRECIO DE SALDO

 

Batman. Año Uno. Una de las mejores historias del murciélago.

Me encanta poner como ejemplo de buen coleccionable recopilatorio el lanzado por Planeta DeAgostini allá por 2005, por motivo del estreno de la estupenda Batman Begins. Aún a día de hoy me parece increíble que Batman. Año Uno pudiese adquirirse por tan sólo un euro, siendo además la historia perfecta para iniciarse con el personaje y su mitología. Eso era, ni más ni menos, el acercar el cómic al público siendo un artículo accesible para cualquier bolsillo, creando cantera y nuevos aficionados jóvenes que se conviertan en los coleccionistas y lectores del futuro.

Hoy en día el cómic se ha convertido casi en un artículo de lujo, un producto sólo al alcance de un público adulto que pueda permitirse pagar precios desorbitados por colecciones mediocres en la mayoría de los casos. No se me ocurre cómo un chaval joven sin ingresos -dato importantísimo- a quien le interese aficionarse a las viñetas pueda hacerlo en el panorama actual, salvo comprando alguna grapa suelta o un tomo de tapa blanda para matar el gusanillo. 

Es cierto que, objetivamente, el cómic actual goza de un esplendor espectacular, dada la popularidad del cine de super heroes, y que jamás hubo mayor cantidad de series, nuevos personajes, diferentes editoriales con material independiente, ni mayor cantidad de público identificado con el producto friki; pero o mucho cambia la forma de llevar el mercado, o será pan para hoy y hambre para mañana, al menos en lo que al formato de cómic book se refiere.

Desde que internet pasó a ser una herramienta indispensable en nuestras vidas, el mundo se ha convertido en un lugar con muchísima competencia en el ámbito del ocio, con cada vez más plataformas digitales, y cada vez más facilidad de acceso a contenidos audiovisuales o multimedia. Desde entonces, el cómic no ha hecho más que encarecerse y volverse más inaccesible para las nuevas generaciones de lectores -quienes van optando por el manga, con gran cantidad de páginas en blanco y negro a un precio muy razonable-.

Por lo tanto, se podría decir que hoy tenemos mucho, de muchísima calidad, pero caro y de difícil acceso; y antes con los coleccionables no había tanto, era de peor calidad editorial, pero eran puertas abiertas de par en par para crear nuevos aficionados.

 

CONCLUSIONES 

Puedo decir que hoy soy lector de cómic y apasionado de la narrativa secuencial gracias a los coleccionables. Aprendí a dibujar e hice mis primeros cómics artesanales copiándolos una y otra vez; fueron, en definitiva, mi puerta de entrada al mundo de las viñetas. Mi respeto por los coleccionables baratos es absoluto.

 

El Inmortal Hulk nº1. O es ambos. Edición Marvel Premiere.

No obstante, se han producido unos movimientos llevados a cabo por las editoriales por motivo de la crisis del coronavirus, en especial por Panini España, que invitan a mirar con cierto optimismo al futuro del cómic. Dado el parón llevado a cabo por la pandemia y la sucesiva crisis, se están desarrollando iniciativas como las ediciones de Marvel - Must Have, donde se están recopilando las historias que la editorial considera imprescindibles sobre sus personajes, o etapas recientes que hayan tenido mucha trascendencia, en una muy buena edición de tapa dura y con un precio que suele rondar los 13 - 15 euros.

Lo mismo podemos decir de las ediciones Marvel Premiere, donde se están recopilando en volúmenes de tapa blanda las etapas en grapa actuales y que más éxito están teniendo entre los lectores, a un precio que ronda los 10 - 12 euros. 

Si estos movimientos, que en principio están enfocados pensando en el bolsillo de los lectores, serán la tendencia en los próximos años, o más bien será un espejismo que se irá tan rápido como desaparezca el puñetero virus, es algo que veremos con el tiempo.

Y con esto concluímos. Salud a todos, y ¡leed cómics!




Comentarios

Entradas populares de este blog

GUÍA Y TIPOS DE PLANOS. Narrativa en el cómic

GUÍA DE FORMATOS DE CÓMIC - Conocimientos básicos y esenciales

HABLEMOS DE COLOR (I)